miércoles, 26 de septiembre de 2018

Según la Sociedad Española de Neurología, reducir la contaminación del aire suavizaría el aumento de casos de enfermedades cerebrovasculares y neurodegenerativas.


El 22 de julio se celebró el Día Mundial del Cerebro, impulsada por la Federación Mundial de Neurología, con el lema “Aire limpio para la salud del cerebro”. Estimaciones recientes apuntan a que anualmente se producen más de 9 millones de muertes achacables al aire contaminado.
 
Según señala Juan Carlos Portilla, Vocal de la Sociedad Española de Neurología, “En los últimos años son muchos los estudios que han encontrado evidencias significativas sobre cómo la contaminación del aire afecta al cerebro”. “Las partículas contaminantes que entran a nuestro cuerpo por el sistema respiratorio y digestivo, llegan al cerebro a través del torrente sanguíneo”, explica. Los efectos de estos contaminantes en la salud neurológica pueden ir desde problemas vasculares hasta estrés oxidativo, respuestas inflamatorias, deterioro de la barrera hematoencefálica o daños en células cerebrales o en el material genético.


Un estudio reciente llevado a cabo por el Global Burden of Disease, señala que hasta un 30% de los ictus anuales pueden ser debidos a los contaminantes atmosféricos.  “En los últimos años cada vez son más las sospechas de la comunidad científica sobre el papel que la contaminación del aire desempeña en un gran número de síndromes y enfermedades neurológicas. Llevar a cabo estrategias efectivas de política ambiental y de salud dirigidas a reducir la contaminación del aire podría ayudar a prevenir numerosos trastornos neurológicos graves y comunes”, destaca Jesus Porta Etesam, Director de la Fundación del Cerebro. “Además, actualmente ya se sabe que el aire contaminado es un factor de riesgo importante para las enfermedades cerebrovasculares así como para los trastornos neurodegenerativos”.


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