miércoles, 27 de abril de 2022

¿Qué son las partículas en suspensión?

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viernes, 22 de abril de 2022

La mayoría de europeos siguen expuestos a niveles insalubres de contaminación atmosférica

El informe de la AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente) publicado el 1 de abril, presentó los últimos datos oficiales para 2020, más los datos provisionales para 2021, sobre las concentraciones de los principales contaminantes atmosféricos centrándose en los más perjudiciales para la salud humana, como las partículas (PM2.5, PM10), el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono (O3) y el benzo[a]pireno, y evalúa las concentraciones en relación con las normas de calidad del aire de la UE y las directrices de calidad del aire de la OMS.

De acuerdo con este informe, el 96% de la población urbana estaba expuesta a concentraciones de partículas finas (PM2.5) superiores a la directriz de la OMS (Organización Mundial de la Salud) de 5 µg/m3. Esto quiere decir que aunque exista un notable descenso de la contaminación atmosférica procedente del transporte por carretera en 2020 debido a las medidas de bloqueo COVID-19, los incumplimientos de las normas europeas de calidad del aire siguen siendo habituales en toda la Unión Europea (UE).

Aun así, hay buenas noticias. Los niveles de NO2 disminuyeron como resultado directo de la reducción del transporte por carretera. En las principales ciudades de Francia, Italia y España, las concentraciones medias anuales de NO2 descendieron hasta un 25% en 2020, mientras que en el mes de abril las concentraciones se redujeron hasta un 70% en torno a las carreteras normalmente congestionadas por el tráfico.

A pesar de las continuas mejoras globales de la calidad del aire, la contaminación atmosférica sigue siendo un importante problema de salud para los europeos. La exposición crónica a material particulado contribuye al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón. Leer más

lunes, 18 de abril de 2022

La NOAA advierte sobre el preocupante aumento de los niveles de metano en la atmósfera

 Por segundo año consecutivo, los científicos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, USA) han observado un aumento anual récord en los niveles atmosféricos de metano, un poderoso gas de efecto invernadero que atrapa el calor y que es el segundo mayor contribuyente al calentamiento global causado por el hombre después del dióxido de carbono.

Mientras que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante mucho más tiempo que el metano, el metano es aproximadamente 25 veces más efectivo para atrapar el calor en la atmósfera, y tiene una importante influencia a corto plazo en la tasa de cambio climático.

El metano en la atmósfera es generado por muchas fuentes diferentes, como la producción, el transporte y el uso de combustibles fósiles, a partir de la descomposición de la materia orgánica en los humedales y como un subproducto de la digestión por parte de animales rumiantes como las vacas. Determinar qué fuentes específicas son responsables de las variaciones en los aumentos anuales de metano es complejo, pero los científicos estiman que la producción y el uso de combustibles fósiles contribuyen aproximadamente al 30% de las emisiones totales de metano. Estas fuentes industriales de metano son relativamente fáciles de identificar y controlar utilizando la tecnología actual.

Observatorio de la NOAA en Mauna Loa, Hawaii. Imagen tomada de www.noaa.gov. 

El análisis preliminar de la NOAA mostró que el aumento anual del metano atmosférico durante 2021 fue de 17 partes por billón (ppb), el mayor aumento anual registrado desde que comenzaron las mediciones sistemáticas en 1983. El incremento durante 2020 fue de 15,3 ppb. Los niveles de metano atmosférico promediaron 1,895.7 ppb durante 2021, o alrededor de un 162% más que los niveles preindustriales. A partir de las observaciones de la NOAA, los científicos estiman que las emisiones globales de metano en 2021 son un 15% más altas que en el período 1984-2006. Leer más.

 

lunes, 4 de abril de 2022

Las emisiones de estufas, cocinas y hornos de gas natural en nuestras casas podrían suponer un riesgo para la salud

Numerosos estudios han demostrado que los contaminantes relacionados con la cocina y la calefacción pueden aumentar el riesgo de muchas enfermedades. Si bien existe una amplia investigación sobre el impacto de la contaminación por gases y partículas (PM2,5 y PM10) en el exterior, son mucho menos conocidos los efectos en la salud de estos contaminantes cuando se generan dentro de la casa. La mayoría de los hogares de los países en desarrollo sin acceso a la energía limpia utilizan aparatos de combustión y combustibles ineficientes, generalmente en condiciones de muy poca ventilación.

Las estufas de gas natural de más de 40 millones de hogares estadounidenses liberan metano (CH4), un potente gas de efecto invernadero, a través de fugas en los contadores y de una combustión incompleta. Además de las emisiones de metano, otros contaminantes atmosféricos perjudiciales para la salud, como los óxidos de nitrógeno (NOx), se liberan en el aire de los hogares y pueden provocar enfermedades respiratorias.

Un estudio publicado en la revista Enviromental Science & Technology en enero de 2022, cuyos autores fueron Eric D. Lebel, Colin J. Finnegan, Zutao Ouyang y Robert B. Jackson, demuestra que las familias que no utilizan sus campanas extractoras o que tienen una mala ventilación en la cocina, pueden superar la norma nacional de 1 hora de NO2 (100 ppb) a los pocos minutos de utilizar la estufa, especialmente en las cocinas más pequeñas.


El estudio da varias recomendaciones para limitar en la medida de lo posible estas emisiones y no poner en riesgo la salud de los habitantes en una casa. Una de ellas es tener un detector de metano portátil para poder detectar el momento en que se alcance una concentración superior a la adecuada de este contaminante en un espacio cerrado.

Los autores consideran que se debería recoger mediciones adicionales de las tasas de emisión directa de otros contaminantes procedentes de las estufas, como el monóxido de carbono (CO) y formaldehído, ya que actualmente no se dispone de estos datos. Recomiendan medir los índices de emisión de NOx de otros aparatos de gas y de aparatos eléctricos para poder comparar. Leer más