miércoles, 4 de diciembre de 2019

La exposición prenatal a la contaminación atmosférica se asocia con cambios en el cerebro infantil relacionados con el comportamiento

Una investigación liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), revela un vínculo entre la contaminación atmosférica y modificaciones en el cuerpo calloso, una zona del cerebro cuya alteración se relaciona con trastornos del neurodesarrollo como el de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el del Espectro Autista (TEA).

Los investigadores estudiaron la relación entre la exposición prenatal a las partículas finas (PM2,5), presentes en aires urbanos, y el tamaño del cuerpo calloso en la infancia. Para ello, contaron con la participación de 186 niños pertenecientes a cuarenta escuelas de Barcelona. La cantidad de partículas PM2,5 a la que se exponía cada madre y su hijo o hija se calculó gracias a datos del proyecto ESCAPE ( European Study of Cohorts for Air Pollution Effects) y al historial de residencia de cada niño o niña. La información sobre la anatomía cerebral de los niños se obtuvo a través de resonancias magnéticas y los datos sobre su comportamiento se extrajeron de cuestionarios rellenados por la familia y el profesorado.

Los resultados del estudio, desvelaron que la exposición prenatal a las partículas finas, especialmente durante el último trimestre del embarazo, puede inducir cambios estructurales en el cuerpo calloso observables en niños de entre 8 y 12 años. Concretamente, un aumento de 7 μg/m3 en los niveles de estas partículas se asoció con una reducción de casi el 5% del volumen medio del cuerpo calloso.

Los niños con el volumen del cuerpo callosos reducido en un 5% mostraron unos niveles de hiperactividad más altos. La reducción del volumen del cuerpo calloso es una característica común del TDAH y del TEA. Leer más 

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