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Fuente: UNICEF |
Todo el mundo asume hoy que los niños no deben exponerse al humo del tabaco por ser perjudicial para su salud. Igualmente debemos ser conscientes del daño especial que les causa la contaminación atmosférica a su desarrollo. Los niños son especialmente vulnerables a la contaminación atmosférica debido a su fisiología, al modo en que se exponen a dicha contaminación y al grado en que lo hacen. En el informe "Clean the air for children" UNICEF denuncia que alrededor de 300 millones de niños viven en zonas donde la polución del aire es por lo menos seis veces mayor que lo que establecen los límites internacionales. Por otra parte, recuerda UNICEF que la contaminación atmosférica puede afectar gravemente a la salud del feto, por lo que se aconseja a las mujeres embarazadas que eviten la contaminación atmosférica, al igual que no deberían fumar ni ser fumadoras pasivas. Hay estudios que han demostrado que la exposición crónica a niveles elevados de materia particulada (PM2,5, que consiste en materia particulada con un diámetro medio inferior a 2,5 micras, aproximadamente una trigésima parte de la anchura de un pelo humano) está asociada a tasas más elevadas de pérdida temprana del feto y de parto prematuro, así como a un menor peso al nacer. También llama la atención el informe sobre la especial vulnerabilidad de los niños pobres, sobre todo en comunidades urbanas de bajos ingresos. Concluye el informe que para proteger a los niños de la contaminación atmosférica es preciso tomar medidas encaminadas a mitigarla, a reducir su exposición y a vigilarla mejor. Los beneficios de reducir la contaminación atmosférica van mucho más allá de la salud infantil: las medidas e inversiones que reducen la contaminación atmosférica también pueden ayudar a desarrollar las economías y luchar contra el cambio climático.
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