Los beneficios del ejercicio han sido claramente demostrados por la ciencia. Sin embargo, puede pasar desapercibido para la sociedad el hecho de que la actividad física aumenta la dosis de contaminantes del aire ambiente que ingresan a los pulmones. En consecuencia es interesante plantear la hipótesis de investigación siguiente: ¿Es perjudicial para la salud hacer ejercicio cuando hay una alta contaminación, por ejemplo en una ciudad con altos niveles de tráfico, o en una situación de exposición al humo de un incendio forestal?
Para responder a esta pregunta es importante considerar el nivel de contaminación del aire, el estado de salud de una persona y la duración e intensidad del ejercicio.
Stephanie DeFlorio-Barker, epidemióloga de la Oficina de Investigación y Desarrollo de la EPA (U.S. Environmental Protection Agency), y sus compañeros han realizado una revisión científica de artículos publicados entre 2000-2020 sobre los efectos en la salud a corto plazo de la exposición a la contaminación atmosférica durante la actividad física al aire libre.
"La pregunta principal que estábamos tratando de responder en la revisión es: ¿Hay un empeoramiento de los efectos en la salud de las personas al hacer ejercicio en aire contaminado?" dice DeFlorio-Barker.
Nueve de los 16 artículos que se revisaron demostraron que hacer ejercicio al aire libre en lugares con una alta contaminación del aire produce efectos a corto plazo en la salud, siendo las deficiencias en la función pulmonar las más observadas. Los otros siete artículos, que analizaron diferentes efectos sobre la salud, como la presión arterial, no encontraron efectos.
Se observó que los niveles de contaminantes, la intensidad de la actividad física y la población estudiada (adultos sanos frente a aquellos con condiciones preexistentes) pueden influir en los efectos de interacción entre la actividad física y la exposición a la contaminación del aire en diferentes criterios de valoración de salud. Incluso en niveles relativamente bajos de contaminación del aire, el ejercicio de baja intensidad, como caminar, puede intensificar los impactos negativos de la contaminación del aire, particularmente entre las personas mayores con enfermedades preexistentes.
Sin embargo, los resultados sugieren que el ejercicio de intensidad moderada a alta puede neutralizar cualquier efecto negativo a corto plazo de la exposición a la contaminación del aire. Se concluyó que se necesitaba más investigación interdisciplinaria para así proporcionar una base para futuras guías de salud pública que informaran adecuadamente al público. Leer más
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