lunes, 20 de septiembre de 2021

La gestión de las dehesas, un factor relevante en la lucha contra el cambio climático

 Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Nacional del Comahue, en Argentina, han analizado cómo influyen los cambios en el clima y el grado de dispersión de los árboles en la regeneración de paisajes agroforestales fragmentados, como son las dehesas y montados. Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, indican que el mantenimiento de estos sistemas de alto valor ecológico y económico en un escenario de cambio climático debe basarse en alternar periódicamente áreas con alta densidad de vegetación con áreas abiertas.


Las dehesas y montados ibéricos son sistemas agroforestales protegidos por la Directiva Europea de Hábitats debido a los altos niveles de diversidad biológica asociados a su estructura similar a la sabana. Sin embargo, se sabe que la dispersión de árboles en dehesas, montados y otros sistemas agroforestales compromete la regeneración de los árboles, aunque trabajos recientes sugieren que puede proteger a las poblaciones de árboles del calentamiento climático al aliviar la competencia planta-planta. En el trabajo se analiza cómo las condiciones climáticas, el aislamiento de los árboles y sus interacciones influyen en los resultados de las etapas de regeneración, desde la producción de flores hasta el establecimiento temprano de las plántulas, utilizando los datos recopilados durante el monitoreo a largo plazo (2001-2018) de aproximadamente 300 árboles de Encina Quercus ilex ubicados en el centro de España.


El esfuerzo reproductivo de la encina, las pérdidas de semillas predispersales y el reclutamiento temprano de plántulas fueron sensibles al cambio climático, especialmente a la sequía durante todo el año. El esfuerzo y el reclutamiento temprano de plántulas disminuyeron, mientras que el aborto y la depredación predispersal de semillas aumentaron, con mayor intensidad de sequía. El calentamiento de primavera aumenta la efectividad de la polinización, pero no tuvo más efecto en los cultivos de bellota. La tala de bosques parecía tener poco margen para mejorar estos efectos negativos, como lo demuestran los efectos interactivos débiles o nulos entre la configuración espacial de los árboles (cobertura o aislamiento) y las variables climáticas (temperatura de primavera o intensidad de sequía). La apertura de bosques destinada a disminuir la mortalidad de árboles adultos bajo escenarios de cambio climático tendría poco o ningún efecto en el reclutamiento de árboles. Las rotaciones a escala de paisaje alternando la invasión y el aclareo de arbustos a lo largo de períodos adaptados al cambio climático se proponen como la principal opción de gestión para preservar tanto los bosques de robles como las dehesas a largo plazo.

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