Los investigadores de la NASA llevan mucho tiempo centrándose en el transporte atmosférico del material particulado, un viaje que puede durar horas o semanas, dependiendo del tamaño de las partículas. Su impacto atmosférico se incluye en los modelos climáticos, pero sigue sin estar claro si el polvo tiene un efecto neto de calentamiento o enfriamiento en el planeta, y cómo está cambiando con el tiempo.
La misión Earth Surface Mineral Dust Source Investigation (EMIT) de la NASA, que se lanzará en junio, tiene como objetivo profundizar en la comprensión de los investigadores sobre estas partículas finas de suelo, limo y arcilla de los desiertos de la Tierra y, en última instancia, cómo afectan el clima.
La incertidumbre se debe a la falta de datos sobre la composición del polvo, explica Natalie Mahowald, investigadora principal adjunta del EMIT y científica del sistema terrestre de la Universidad de Cornell en Ithaca (Nueva York). "Hay mucha variabilidad en las emisiones de polvo: cada segundo hay alguna variabilidad debida a cambios en el viento o la lluvia, y hay variabilidad estacional, anual y a largo plazo", dijo Mahowald. "El EMIT proporcionará información sobre las regiones de origen del polvo, que combinaremos con otra información atmosférica y climática para evaluar los cambios en las emisiones y comprender mejor lo que ha ocurrido en el pasado y lo que ocurrirá en el futuro".
EMIT se centrará en 10 variedades de polvo importantes, incluidas las que contienen óxidos de hierro, cuyos tonos rojo oscuro pueden causar un fuerte calentamiento de la atmósfera. Saber qué tipos de polvo prevalecen en la superficie de cada región proporcionará nueva información sobre la composición de las partículas levantadas y transportadas por el aire. Leer más
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