Las
concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero de
larga vida continúan aumentando, impulsadas principalmente por
la extracción y el uso de combustibles fósiles para la generación
de electricidad, la industria y el transporte, si bien también se ven
afectadas por el uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra, la
agricultura y la silvicultura.
Las pruebas del
cambio climático actual son inequívocas. Desde
1880 la temperatura media de la superficie mundial ha aumentado
entre 0,8 grados Celsius y 1,2 grados Celsius aproximadamente. En el último decenio se han producido 8 de los 10
años más cálidos de los que se tiene constancia.
De persistir las emisiones de gases de efecto invernadero,
la temperatura media mundial seguirá aumentando al ritmo actual
y superará entre 2030 y 2052 la temperatura meta convenida
como parte del Acuerdo de París. En el Acuerdo de
París los países se comprometieron a mantener el aumento de la
temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados Celsius con
respecto a los niveles preindustriales, y a proseguir los esfuerzos
para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius con
respecto a los niveles preindustriales, pues reconocieron que ello
reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio
climático.
Las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional,
presentadas en París en 2015, son solo un tercio de las acciones
de mitigación necesarias para estar en camino de mantener un
aumento de la temperatura inferior a los 2 grados Celsius al menor
costo posible. A fin de
tener buenas probabilidades de permanecer muy por debajo de un
aumento de la temperatura de 2 grados Celsius, las emisiones deben
disminuir entre un 40 % y un 70 % en todo el mundo entre 2010 y
2050, y caer a cero neto para 2070. Leer más
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